En Argentina, la producción regional de cítricos ocupa un lugar destacado: representa el 60% de la producción frutícola. También en los ránkings mundiales da de que hablar. Por volumen de producción, el país ocupa el octavo lugar y, en el caso particular de los limones, la exportación nacional es líder a nivel mundial.
Gabriela Conti, docente de Genética de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) e investigadora del INTA y del Conicet indicó al sitio de divulgación científica “Sobre La Tierra” que, en Argentina, se está trabajando en distintas líneas de investigación genética para hacerlos resistentes a las enfermedades y así reducir el uso de agroquímicos.
“Una solución ante las enfermedades es contar con variedades de cítricos resistentes”. Hasta el momento para el combate de ciertas enfermedades, según detalla, se emplea la estrategia de usar portainjertos o ‘pies’ —es decir, raíces más una parte del tronco— resistentes a ciertas enfermedades, en los que se injertan variedades de copas que producen distintos cítricos.
Otra forma de luchar contra las enfermedades, según explicó Conti, es la obtención de híbridos. Una decisión que demora más de 20 años debido a los desafíos genéticos que plantean estas plantas frutales. Por ende, como alternativa de control, surge el desarrollo de la resistencia genética, aplicando biotecnología (transformación o edición génica).
Resistencia genética
Según Gabriela Conti, en Tucumán, la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres desarrolló plantas que tienen sus defensas más activas y preparadas para enfrentar enfermedades como la cancrosis.
Por otra parte, un grupo de investigación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA (FCEyN-UBA) generó plantas cuyos tejidos tienen potencial para combatir microorganismos patógenos.
A su vez, un equipo de la Universidad Nacional de la Plata (UNLP) busca intervenir un gen involucrado en la infección de HLB, mediante la técnica de ‘edición génica’. La modificación crearía una especie de barrera para la bacteria que causa la enfermedad. “No podría entrar o multiplicarse en la planta”, afirmó.
Asimismo, también agregó que, “en el INTA conseguimos plantas de una variedad de portainjerto que producen una proteína con poder antimicrobiano que otorga un grado considerable de tolerancia a la cancrosis.
Conti comentó que todavía no hicieron pruebas para detectar resistencia a HLB. “Para eso estamos tramitando la habilitación de un invernáculo en el INTA y afinando los protocolos para realizar infecciones controladas. La idea es que todas las instituciones del país que lo deseen puedan probar sus plantas modificadas contra esta enfermedad tan dañina”.
FUENTE: INFOCAMPO